Salud Mental

La encuesta de Estudiantes de Nivel Medio y Medio Superior de la Ciudad de México: noviembre 2003. Prevalencias y evolución del consumo de drogas

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Jorge A. Villatoro Velázquez
Ma. Elena Medina-Mora Icaza
Mónica Hernández Valdés
Clara M. Fleiz Bautista
Nancy G. Amador Buenabad
Patricia Bermúdez Lozano

Resumen

Introducción: Los principales estudios realizados para población adolescente y joven entre los años 2000 y 2003 indican que hay un incremento en el consumo de drogas, especialmente de alcohol, mariguana y metanfetaminas. Cabe aclarar que el índice general de consumo se mantiene estable a partir del 2001, sobre todo el relacionado con la cocaína. También ha habido cambios en la respectiva contribución de hombres y mujeres, de manera que las prevalencias de consumo de alcohol y tabaco presentan valores similares. Se han observado variaciones regionales que indican que el consumo es mayor en las grandes urbes. Sin embargo, las nuevas generaciones se ven más afectadas sin importar el nivel de urbanización del lugar en que viven. Ya se ha señalado con anterioridad que estar estudiando es un factor protector contra el consumo de drogas, por lo que el consumo es más alto entre los adolescentes que han dejado de estudiar, y es un factor diferencial que protege en mayor medida a los hombres que a las mujeres. Como derivación de lo anterior, estas mismas fuentes y las diversas encuestas de estudiantes, señalan que trabajar siendo menor de edad incrementa la probabilidad de consumir drogas. Asimismo, los estudios establecen que el inicio temprano del consumo de tabaco o alcohol, principalmente antes de los 13 años, incrementa mucho las probabilidades de consumir otras drogas, lo cual es preocupante ya que la bibliografía muestra que la edad de inicio del consumo de estas sustancias es cada vez menor. Objetivo: Se presentan los resultados de la Ciudad de México de la Encuesta de otoño de 2003 sobre el uso de drogas entre la comunidad escolar. Materiales y método: El estudio se realizó con una muestra aleatoria de 10,659 estudiantes de todo el Distrito Federal, con un diseño de muestra bietápico (escuela-grupo) y estratificado (secundarias, bachilleratos y bachilleratos técnicos). Los datos de este estudio son representativos por delegación y por nivel educativo y el diseño es comparable al de estudios anteriores realizados en escuelas por el INP y la SEP. En cuanto a la precisión de las estimaciones, la tasa de no respuesta considerada fue de 15%, con un error absoluto promedio de 0.004 y con un efecto de diseño igual a 2. La edad de los sujetos fue de 12 a 22 años, con una media de 14.6 años; 50.5% eran hombres y 49.5%, mujeres. El cuestionario se conformó con los indicadores de consumo de drogas que se han venido utilizando en este tipo de estudios y que corresponden a los empleados por la OMS. Además, se exploraron diversas conductas de los adolescentes, como el intento suicida, su nivel de depresión y sus conductas alimentarias de riesgo, así como diversos aspectos de su conducta sexual. Resultados: El estudio señala un ligero incremento, de 14.7% a 15.2%, en el consumo de drogas en los últimos tres años, que no es un aumento estadísticamente significativo. No obstante, al interior de las distintas sustancias se observan situaciones distintas. En tanto que el incremento en la mariguana es grande, en los inhalables y los tranquilizantes el consumo se mantiene estable y el de la cocaína decrece ligeramente. Por hombres y mujeres, se encontró que han aumentado los niveles de consumo de las mujeres, en tanto que en los hombres se han mantenido iguales o han disminuido ligeramente. Además, la preferencia por droga se mantiene muy similar a la reportada hace tres años: el primer lugar lo sigue ocupando la mariguana, seguida de los inhalables, los tranquilizantes y la cocaína con niveles de consumo similares. En el caso de las mujeres, la droga preferida son los tranquilizantes. El consumo de alcohol se ha incrementado, en tanto que el consumo de tabaco se mantiene similar. Un cambio importante es que el nivel de consumo de ambas sustancias es prácticamente igual entre hombres y mujeres. En el abuso de alcohol, se encontró un incremento de 2%, de manera que 23.8% de los adolescentes han consumido por lo menos cinco copas en una sola ocasión durante el último mes previo al estudio. También ha cambiado la radiografía regional de la Ciudad de México de esta problemática. En este sentido, las delegaciones más afectadas por el consumo de drogas son Azcapotzalco, Venustiano Carranza, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, las cuales desplazaron a Gustavo A. Madero y Coyoacán, que en el estudio del 2000 eran las de mayor consumo. Este dato es importante, si se considera que la SEP desarrolló esfuerzos puntuales de prevención en las dos últimas delegaciones para disminuir el consumo. Por lo que se refiere a la autoevaluación de los estudiantes (con el folleto que se entregó al final de la aplicación a cada estudiante), los resultados fueron muy positivos. Así, principalmente se obtuvo que 15% de los adolescentes indicó dejar de fumar y un porcentaje similar señaló fumar menos. Otro 15% mencionó haber usado los números telefónicos de ayuda incluidos en el folleto, y más de 60% comentó el contenido del folleto con su familia. Discusión: Los datos sobre consumo de drogas concuerdan con los obtenidos en otros estudios e indican que el consumo de drogas y tabaco se ha estabilizado, aunque presenta variantes por droga y por sexo. En cambio, el consumo de alcohol continúa incrementándose, si bien permanece estable el abuso. Con fines preventivos, es importante analizar la nueva radiografía del problema y relacionarla con los indicadores de criminalidad y otras conductas delictivas, para compartir esfuerzos de prevención en las zonas más afectadas de la ciudad. Aunque el panorama es problemático, el sector menos afectado es el de los adolescentes que continúan sus estudios, en comparación con los que ya los han interrumpido. Por otra parte, los datos del folleto ¿Qué onda con tu vida? son alentadores para las prácticas de prevención y, ante el surgimiento y crecimiento de estos problemas, hay que señalar que el levantamiento de información tiene que enfocarse también como una oportunidad para llegar directamente a los adolescentes con materiales de prevención desarrollados para ellos. Por último, la prevención debe iniciarse desde la infancia y la niñez, no hasta la adolescencia. A esta tarea se deben destinar los mayores recursos humanos posibles. Las probabilidades de lograr mejores resultados bajo esta concepción son más altas, ya que la interacción con los niños y su completa integración en el hogar en esa edad facilitan la tarea preventiva. Durante la infancia y la niñez el ser humano es más receptivo a este tipo de medidas y se puede trabajar mejor y en forma más sencilla con sus familias. Así, será más fácil comunicarnos con los adolescentes para apoyarlos en el proceso de formación de su identidad. Aunque se trabaja a más largo plazo, se obtienen mejores resultados y se pueden ofrecer mejores opciones a las nuevas generaciones a partir de construir juntos una mejor cultura de la prevención.
Palabras clave:
encuestas con estudiantes, consumo de drogas, adolescentes, diagnóstico de adicciones, prevención