La familia y el maltrato como factores de riesgo de conducta antisocial
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Resumen
La conducta antisocial es una problemática que surge por la combinación de diversos factores entre los que destacan la conducta turbulenta en la escuela, el consumo de drogas, el alcoholismo, la relación antisocial con sus pares, las alteraciones emocionales, el maltrato, los problemas familiares, entre otras situaciones que hacen a los individuos más vulnerables. La presente investigación retoma de esos factores el ambiente familiar y el maltrato para analizar su relación con las conductas antisociales, conocer cómo se comportan los individuos que viven con estos dos aspectos y observar si los mismos pueden ayudar a predecir la presencia de conducta antisocial en los adolescentes. La personalidad antisocial se desarrolla en ambientes en los que se dan el abuso infantil, los problemas económicos, la humillación, el castigo físico sistemático o las rupturas familiares. Vivir tales emociones en la infancia provoca una carencia importante de sentimientos, y esto propicia una tendencia a cometer actos delictivos en el futuro. Se debe terminar con el círculo vicioso en el que los padres que fueron maltratados, maltratan a sus hijos; se tiene que evitar que los padres que vivieron experiencias desagradables como hostilidad, rechazo, falta de comunicación, inestabilidad, etc., repitan patrones de conducta con sus hijos. Es importante revalorizar el papel de la familia, sus funciones, sus características y, sobre todo, la influencia tan determinante que la familia tiene para que los jóvenes presenten problemas de conducta y, más específicamente, de conducta antisocial. Es vital que se cree consciencia del daño que llegan a presentar los niños, los adolescentes e incluso los adultos que crecieron en ambientes familiares negativos llenos de hostilidad, agresión y maltrato, pues todo ello aumenta las posibilidades de que las personas realicen actos delictivos. Es en este contexto que la presente investigación tiene como principal interés mostrar la relación que existe entre el haber vivido situaciones de maltrato o el haberse desenvuelto en ambientes familiares poco proveedores de protección y buen desarrollo, y la presencia de la conducta antisocial en los adolescentes. Para cumplir con nuestro objetivo, se utilizaron los datos obtenidos en la Encuesta sobre Consumo de Drogas en estudiantes, medición otoño 2003 en el DF (11). Los resultados de la investigación muestran que existen diferencias entre el grupo que comete actos antisociales del grupo que no lo comete, tanto para el área del ambiente familiar como para el área del maltrato. Los principales predictores de la conducta antisocial fueron: mayor presencia de hostilidad y rechazo, menor comunicación por parte de los hijos, menor apoyo de los hijos y mayor presencia de disciplina negativa severa y disciplina negativa. En lo que respecta a la comunicación, el apoyo de los padres y la disciplina prosocial, estos no se identificaron como predictoras de conducta antisocial. De esta forma se concluyó que el ambiente familiar y el maltrato son factores asociados con la presencia de conducta antisocial, por lo que debemos prevenir dicha problemática mejorando las relaciones familiares, la interacción entre los miembros con un ambiente familiar positivo que permita a los adolescentes un sano desarrollo. En los casos en los que desde la infancia se proporciona un ambiente familiar óptimo, y que éste se logra mantener con relaciones intrafamiliares de verdadero afecto, el adolescente convierte a los padres en sus guías y orientadores. Una familia con una disciplina razonable y no arbitraria permite al adolescente desarrollar una conducta social que lo va a conducir a su propio autocontrol y a la autodirección. En cambio, cuando las relaciones entre padres e hijos son desfavorables, la conducta moral del adolescente se deteriora fácilmente y es común que los jóvenes presenten dificultades para adaptarse.
Palabras clave:
Adolescentes, familia, maltrato, conducta antisocial