Avicena y la enfermedad mental
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Resumen
En los últimos tiempos, el nombre de Avicena, así como la medicina avicénica, islámica o unanita, han sido frecuentemente mencionados tanto en la investigación de la historia de la medicina, debido principalmente al aniversario milenario de la fecha de nacimiento de Avicena, como en la introducción y en la reorganización de los servicios de atención primaria en algunos países islámicos en los que sobrevive este tipo de medicina que además provee la mayor parte de los elementos empleados en este tipo de programas de salud, que abarcan varios millones de gente en todo el mundo. El tema de este artículo es el concepto de Avicena sobre enfermedad mental. En Europa, durante la Edad Media, prevalecían los conceptos demonológicos sobre la enfermedad mental y los enfoques científicos o clínicos a las enfermedades mentales se dejaban de lado como temas que carecían de importancia. En el mundo islámico, la medicina era considerada desde épocas tempranas como una parte importante de la cultura musulmana, y se puso en práctica tanto el estudio como la traducción de los textos médicos griegos. Después de un periodo de aculturación de la medicina griega (hipocrática) y de la galénica, sobrevino un periodo caracterizado por un gran desarrollo de la medicina islámica, en el que el papel de hombres como Rhazes (850-923), Avicena (980-1037) y Maimónides (1135-1204), fue fundamental. El resultado fueron los conceptos básicos galénicos e hipocráticos proveidos por una gran riqueza de buen juicio clínico. El trabajo de Avicena, que concierne a la mente y a sus enfermedades, puede estudiarse en dos formas diferentes: una filosófica, que se concentra en la psicología, en la estructuración y las funciones de la mente, de los procesos mentales, etc; y una médica, cuyo interes principal es la patología, los temas clínicos y la clasificación de las enfermedades mentales. Avicena, en lo que se refiere a la orientación psicológica, es un seguidor de Aristóteles. Considera a la mente como la proveedora de la conexión entre el yo y el mundo externo, y al alma como divina e inmanente. El alma racional, o mejor dicho, la parte racional del alma, vive en el cerebro y solamente se le puede reconocer por medio de sus funciones, sus accidentes, siendo su esencia comprensible únicamente filosóficamente. Siguiendo las enseñanzas aristotélicas y galénicas, Avicena divide al alma racional en facultades que son: sentido común, facultad representativa, fantasía o facultad imaginativa (a la cual subdivide en imaginación sensitiva y racional); facultad estimativa; memoria (también subdividida en retención de información y en capacidad de recordar); e inteligencia. También considera la posibilidad del conocimiento intuitivo, útil para la adquisición de conocimientos sobre uno mismo. La salud mental será el resultado del equilibrio de todas estas estructuras y del alma, la mente y el cuerpo. Cualquier ruptura o desbalance de este equilibrio tan precariamente mantenido, se manifestará como una alteración mental, cuyos síntomas estarán relacionados con el área afectada del cerebro y con las facultades ahí localizadas. En los libros primero y tercero del "Canon" (Quanoun fi e-tib), como se llamaba la mayor parte del trabajo médico de Avicena, expone sus puntos de vista sobre enfermedades mentales. Todas ellas las atribuía a las alteraciones humorales del cerebro, y su localización precisa era el área situada en los alrededores de los ventrículos laterales. También incluía a las alteraciones morales como patología mental. Toda la teoría avicénica está invadida de pensamientos fisiológicos, y considera a las alteraciones anatómicas como hechos secundarios debidos a cambios humorales. El funcionamiento es la vida, y la enfermedad y la muerte son las consecuencias de las alteraciones funcionales. Las causas de las enfermedades mentales son el producto de trastornos o alteraciones de funciones psicológicas producidas por la falta de balance humoral. Esta puede ser cuantitativa o cualitativa; por ejemplo: el exceso de bilis amarilla produce manía. Esta puede también producirse por una cantidad normal de bilis amarilla hiperactiva. Las tres enfermedades clásicas registradas, son diagnosticadas por Avicena: la manía, la melancolía y la frenesis. Como hemos visto, el exceso de bilis amarilla en las estructuras cerebrales estaba considerado como la causa de la manía y de la frenesis, mientras que el exceso de bilis negra, estaba considerado como la causa de la melancolía. En las teorías hipocráticas, la diferencia entre la manía y la frenesis, se explicaba por medio de la existencia de fiebre en la última, siendo secundarias las alucinaciones y los componentes delirantes; pero Avicena enfatiza precisamente la agitación de este delirio, notándose la diferencia en su ausencia de sistematización. Una característica avicénica es el análisis clínico preciso. Avicena estudiaba en sus trabajos todos los componentes mínimos de cada alteración y los cambios sufridos por las estructuras normales en cada una de ellas. La estructuración de la anormalidad también era un tema preferente para él. Están incluidos por Avicena en la sección de enfermedades nerviosas: los síndromes confusionales, las pesadillas y las amnesias; la epilepsia estaba considerada igual que en los escritos hipocráticos, debida a la flema estancada; la impotencia estaba clasificada entre los trastornos que tienen que ver con los procesos psiquiátricos y corporales. En el mismo capitulo del "Canon", Avicena incluye la interpretación de los sueños. La histeria estaba relacioanada con la flema y la acumulación de sangre en el útero, siguiendo también las teorías galénicas; pero son más interesantes los comentarios originales sobre la retención de flema en los hombres seguida de parálisis, como un antecedente del concepto de histeria masculina. Avicena también estudio las alteraciones mentales subsecuentes a un intenso traumatismo craneal, la patología de las emociones, las pasiones, las alteraciones del juicio y los trastornos de la inteligencia.
Palabras clave:
enfermedades mentales, ensayos, historia, teoría